«Problemas microscópicos y grandes soluciones »

Comenzamos con problemas pequeños, aunque son algo grandes en significado; Magnus ha desarrollado un virus en su módulo bucal, y la única solución que encontraron fue usar un arma de desplazamiento de masa creada por Brainstorm para encoger a un grupo y poder combatirlo en persona, ya que si llega a salir puede infectar la lost light y causar el caos. Con Rod a la cabeza y un equipo formado por First , Drift, Skids y Whirl, combaten a los nanocons en un intento desesperado por evitar que se desplacen a un módulo cerebral, lo que lo mataría.

Después de conseguir salvar ese complicado suceso y recuperar al representante de del acuerdo de Tyrest, este se vuelve fundamental para la tripulación, ya que mientras se desplazan hacia Crystal City, son interceptados por una nave del concilio galáctico, al mismo tiempo que Ore “revive” sin salir del motor de la nave y Rod escribe cibertroniano antiguo sin darse cuenta.

Resulta que esta nave representante no tiene en buen ver a los transformes, por obvias razones, y no están muy lejos de decidir volar la nave en pedazos. Magnus consigue un débil acuerdo momentáneo amparándose en el lado místico de la existencia de Cristal City, lo que le permite ganar tiempo. Rod junto con Ratchet, Drift, Rewind, Chromedome, Cyclonus , Whirl y Brainstorm son enviados al lugar a intentar descubrir qué sucedió con el Círculo de la luz.

Las cosas se ponen tensas cuando descubren que la ciudad está en ruinas y desierta, y no conforme con eso, encuentran el cadáver de un metrotitan que siempre estuvo con ellos, lo que derriba la pulcra imagen que el espadachín tenía de aquel grupo; pero no hay tiempo para lamentaciones, porque necesitan algo que demuestre que ellos en particular no tienen malas intenciones.

Mientras Ciclonus relata la leyenda de la Mano guiadora y el origen de los transformers, el representante del concilio trata de conseguir que Magnus se les una, y Chromedome intenta escarbar en los recuerdos del metrotitán, en busca de información importante. Las cosas se salen de control cuando descubren que en realidad el gigante estaba vivo, y en su agonía lanza un rayo que el representante del concilio interpreta de la peor forma posible: encierran a la Lot light en un campo de energía y se disponen a vaporizarla.

Con todo en contra, a Rod se le ocurre ordenarle a Swerve –quien ha estado distrayendo al desdichado Ore para que no sepa lo que sucedió– que le diga lo que ha sucedido para que su reacción haga que los motores Quantum se activen. Por suerte el rojo reniega de esta orden, y ante la ausencia de más opciones, Rod ordena liberar al titán cueste lo que cueste. En el último momento son salvados por el propio metrotitan, quien reúne –o restaura– energía suficiente, teletransporta a la Lost light a otro sitio lejos del asedio de la nave del concilio, para luego teletrasportarse a sí mismo a un sitio desconocido.

Con algo más de paz, Rod decide dejar de improvisar y trazar algo parecido a un plan, poniéndose como meta encontrar al Círculo de la luz.

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Nos leemos en pocos días en el siguiente capítulo: Especial Robots in disguise

 

 

 

 

 

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