Cuando era un niño tenía una fascinación por los monstruos gigantes y eso se veía reflejado en mi amor a los dinosaurios (que aún sigue presente hasta el día de hoy). Pero había un monstruo gigante que despertaba una fascinación en mí, ya que no era solo un dinosaurio gigante, era un reptil que disparaba fuego de su boca y que era capaz de derrotar a otros monstruos más grandes que él.  Fueron mis papás que me dijeron que ese monstruo que aterrorizaba todo no era un dinosaurio. Ese era Godzilla.

Con 35 películas en su nombre (tanto estadounidenses como japonesas) y decenas de series, videojuegos y material audiovisual que va desde álbumes musicales hasta material educativo para niños, Godzilla se ha transformado en uno de los íconos más reconocibles de Japón, comparable con Pikachu, Totoro o incluso con Goku. Su legado ha sido tan colosal que en el 2014, en el marco de celebración de los 50 años de su creación, fue nombrado embajador del turismo en Tokio (Si, Godzilla tiene un cargo representativo en el gobierno).

Pero Godzilla no siempre fue el Rey de los monstruos que conocemos hoy. En la mente de su creador, Godzilla no era solo el rey, Godzilla (o más bien, “Gojira” que es su nombre japonés) es una fuerza de la naturaleza, una alegoría al potencial destructivo de lo que no conocemos y los peligros de la ciencia.

“Gojira” fue la primera película que incluiría al personaje, y fue estrenada en 1954, dirigida por Ishiro Honda y con efectos especiales de la mano de Eiji Tsuburaya, quien también creó a otro icono japonés: Ultraman. La película originalmente explica cómo esta entidad ancestral de tiempos prehistóricos fue despertada por las bombas atómicas y que él, en sí mismo, es una manifestación de esta energía catastrófica. Además, representa la discusión ética de si esta información debiese ser compartida con el mundo para que todos entendieran los peligros de la bomba, sus consecuencias y la gravedad del uso de armas de destrucción masiva.

Así como la Tumba de las Luciérnagas” o Barefoot Gen”, Gojira es una película que habla sobre la bomba en sí misma y cómo afectó a Japón, un desahogo y un grito de advertencia desesperado al mundo disfrazado de una película de monstruos, que incluso esconde mensajes de dolor en su fotografía, escenas y en el mismo diseño del Monstruo, ya que si miran de cerca, su piel no tiene escamas, más bien son heridas similares a las marcaron a quienes sobrevivieron a la bomba.

¿Pero cómo es que una película con esa temática tan fuerte y cruda terminó transformando a Gojira en una criatura que lucharía con otros monstruos y sobretodo en un ícono popular tan reconocible a nivel mundial?, considerando que por su temática, Gojira era un cuento que claramente no agradaría a los Estados Unidos de esa época.

Pues bien, lección rápida de historia. Después de la Segunda Guerra Mundial y la bomba, Japón pasó por un periodo de ocupación estadounidense, en la que los EEUU trataban de imponer su sistema democrático en la isla, lo que en el área audiovisual se traduciría en una fuerte penalización y censura de todo material propagandístico o que siquiera hiciera alguna referencia a los eventos de la guerra. Esto esculpió el cómo los medios trabajaban su películas y programas durante mucho tiempo e incluso, a pesar de que la ocupación estadounidense terminó en 1952, el gobierno japonés aún seguía con inmensas presiones exteriores debido a los tratados de censura firmados en la ocupación.

Para el Estudio Toho, responsables de la filmación de Gojira, esto significó grandes problemas, ya que el film tuvo que ser severamente recortado y re-editado para que fuese distribuido en Japón. Pero la película sufriría aún muchos más cortes y transformaciones con el corte americano, el que incluiría como protagonista al actor Raymond Burr. Y este corte simplemente anulaba y desconocía todo comentario sobre los peligros atómicos y simplemente transformó a Godzilla en un monstruo. Incluso siendo el titulo Estadounidense Godzilla: El Rey de los Monstruos”.
La película en los Estados Unidos fue un completo desastre en la taquilla y los críticos la apabullaron. El monstruo solo ganaría su popularidad en sus proyecciones en los Auto-Cines de la época y esa popularidad al ir creciendo eclipsaría al film japonés original.


Tras todas las trabas ocurridas en la producción, la secuela de Gojira de 1955 tomaría un enfoque distinto al mensaje de la original y  sería la primera película en tener un monstruo oponente para el reptil gigante, así transformando a Godzilla en una franquicia Kaiju (o de monstruos gigantes), que hasta el día de hoy tiene el récord Guiness por ser la que tiene más películas continúas sobre el mismo personaje.

Godzilla ahora es el Rey de los Monstruos, una manifestación que se ha enfrentado a seres tan colosales como él y que vive para recordarles a los humanos lo frágiles que somos. Y es este poder el que ahora de adulto me fascina de este reptil, un poder que sencillamente humilla a cualquier cosa que podamos crear y que puede protegernos o destruirnos en un instante, tal como la ciencia que inspiró el evento que lo creó. Godzilla es esa advertencia disfrazada.

Godzilla: Rey de los Monstruos, juntará a Godzilla con otros monstruos famosos de su franquicia, y se estrena en cines chilenos el 30 de mayo

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