«El enemigo aquí arriba no es alguien o algo.
Es el vacío sin fin.» –
Ad Astra

Título original: Ad Astra
Dirección: James Gray
Guión: James Gray, Ethan Gross
Música: Max Richter, Lorne Balfe
Fotografía: Hoyte van Hoytema
Reparto: Brad Pitt, Tommy Lee Jones, Donald Sutherland, Ruth Negga, Liv Tyler, John Finn, Kayla Adams, Kimmy Shields, Bayardo De Murguia, Bobby Nish.

 

SINOPSIS: El astronauta Roy McBride (Brad Pitt) viaja a los límites exteriores del sistema solar para encontrar a su padre perdido y desentrañar un misterio que amenaza la supervivencia de nuestro planeta. Su viaje desvelará secretos que desafían la naturaleza de la existencia humana y nuestro lugar en el cosmos.

 

Hace más de 50 años, cuando el hombre pisó la luna por primera vez, solo se aspiraba a eso: pisar la luna y ahora, con un planeta cada vez más sobrepoblado y con crisis ambiental, mirar hacia otros planetas, es el siguiente paso: las estrellas son esa última e infinita frontera que podremos conquistar. Quien sabe si después la Luna será una estación de paso y Marte es una Tierra dos, las posibilidades son infinitas pero de alguna manera no tan lejanas después de ver esta película.

El director James Gray, nos sitúa en este contexto y procede a presentarnos a un protagonista que, como aquel primer paso que diera el primer hombre en la luna, hace tanto tiempo este va hacia un espacio quizá más grande y otro más inesperado:  Roy McBride (Brad Pitt) es un astronauta que, como aquel Neil Armstrong, interactúa con el entorno, siempre impedido por las quebradizas barreras del autismo lo que está bien para el entorno en el que se desarrolla. En el mundo en el que vive, así se lo pide, y además, hay un trauma familiar que pesa como un sistema solar entero, aunque claro, Roy no es capaz de admitirlo abiertamente.

 

Su rutina se concentra principalmente en mantener sus emociones bajo control, porque está en constante monitoreo con el más sofisticado de los softwares y él va al espacio y aparentemente eso es tener su vida en orden. Y debe entonces cumplir una nueva orden que irónicamente puede que ponga en desorden esto: tomar la pesada tarea de su padre. Un padre que, cumpliendo su deber puede que haya fallado o no en su misión y desde hace mucho que está desaparecido en la negrura insondable del cosmos… pero al parecer los proyectos que poseía podrían ser peligrosos para todo lo que el hijo ha luchado tanto por proteger.

Roy entonces se adentra en un viaje impresionante, porque, cuando lo vemos en la película, pareciera que posee pues un corazón en las tinieblas. La apatía y las constantes vitales bordeando los mínimos comatosos, se descubren así como una cruel imposición del sistema. Al personaje encarnado por Brad Pitt, que brilla cual estrella de esta función, le define un récord ciertamente inhumano: no haber subido jamás de las 80 pulsaciones por minuto. Una de las cosas que hay que destacar muy a favor de esta película es el hecho de lo contenido que se ve Pitt en su actuación, y es mucho lo que dice y a la vez no con los gestos y sino se complementa con los monólogos.

Al ser una película en que hay muchas secuencias en que es el espacio en todo su esplendor con una fotografía exquisita, tenemos espacio para adentrarnos más en los pensamientos y reflexiones de Roy, y es en eso en que Brad Pitt brilla, cada silencio, cada inflexión de la voz, nos ilustra cómo se siente realmente y cómo de a poco va cuestionando su vida, son secuencias que sí, podría parecernos lenta, pero, si es un viaje sumamente intenso, porque la película te atrapa, y da un panorama de lo que podemos llegar a ser, o ¿quizá ya estamos en ese proceso?

Aún así, todavía no, porque a pesar de los softwares, uno sigue siendo humano, una constelación hermosa de sensaciones y sentimientos que nos hacen quienes somos.

 

Ad Astra: hacia las estrellas, un viaje a un espacio más profundo que las estrellas mismas, está a partir de hoy, en los mejores cines del país.

 

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