Gracias a la conectividad que nos permiten las redes sociales, me he enterado de algo que tiene vital importancia para nuestro corazón lector: hoy es el día de las librerías.

Esta festividad comenzó hace algunos años en España, y tiene como objetivo fomentar la lectura y el acceso a los libros en físico, así como el afán de visitar y descubrir los lugares en nuestras ciudades en donde se encuentran estos tesoros.

Estas iniciativas deberían importarse.

Vivimos una época extraña en cuanto a cultura; por un lado, el interminable océano de internet ofrece infinitas alternativas para acceder al conocimiento, pero por otro, hay un gran segmento de la sociedad que muestra muy poco interés en ello. Hay libros de poco contenido que se venden como pan caliente, y otros de enorme valor educativo son despreciados por no ser populares.

Sin embargo, en esta ocasión quiero quedarme con la parte buena de la historia, esa que tiene a personas comunes y corrientes buscando qué, y dónde leer. Mi visita a la primera Fas me hizo reflexionar al respecto, y creo que la mejor forma de honrar el arte de escribir y la pasión por leer es usar este espacio como una ventana para invitar a todos a salir de su zona de confort y echar los pies a la calle, con los ojos puestos en las librerías antiguas, en las casas de viejos que a pesar de todo, siguen ahí, como un testimonio vivo de una época distinta pero que aún subsiste, que aún se puede vivir.

Voy a hacer el enlace con un oasis en medio de la ciudad de Santiago: en la calle San diego, a pasos de Avenida Matta, se encuentra la maravillosa librería Muñoz Tortosa; es antigua, probablemente la más antigua del país, y es una isla de paz y calma, pero principalmente, una fuente de tesoros literarios de todo tipo. Plagada de ese delicioso aroma a libro antiguo y decorada con vinilos de todo tipo, y que encima están a la venta, parece ser un portal del tiempo hacia unos años en donde había espacio y dedicación para buscar en las estanterías, y perder la noción del paso de los minutos y las horas descubriendo textos que nunca pensamos encontrar.

Este espacio es una maravilla en sí mismo, pero también, su existencia a través de las décadas es un testimonio de ese genuino deseo de leer y acceder a universos nuevos que están ahí, esperando; una librería es un universo que ofrece miles de puertas de entrada ¿A cual entrarías tú?

Desde luego, mi punto de vista se restringe a la zona geográfica en la que me encuentro, pero en cada ciudad, en cada pueblo, hay o debería haber alguna librería y una gran historia que contar. No pierdan la magia de querer leer .

Feliz día de las librerías.

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