Junto con junio, llegaron los estrenos de Netflix y dentro de ellos la esperada nueva temporada de Black Mirror. Serie que mezcla suspenso,  tecnología y el uso o mal uso que se le pueda dar. Black Mirror, desde su estreno ha sido catalogada como una especie de Dimensión Desconocida donde el tema tecnología toma un rol protagónico. Si bien es cierto que siempre se ha destacado por una gran calidad de imagen y producción, a lo largo de sus temporadas ha demostrado también una evolución en sus historias.

Haciendo un repaso rápido de sus temporadas, en la primera tal vez la principal crítica que se le puede hacer es que todas las historias carecían de un universo más explicado donde sus historias, cargadas de crítica social, deliberadamente  trataron de provocar.  Hoy hemos llegado una quinta temporada, pero la principal evolución que ha tenido la serie desde la tercera temporada en adelante es que algunas historias se han visto entrelazadas,  muestran elementos que crean universo y contexto, lo que me permite al espectador tener una sensación de una narración más completa y que pertenece a una realidad o universo. En ese sentido desde que la serie fue tomada por Netflix, se nota un desarrollo de trama diferente. Sigue caracterizándose por ser capítulos con historias aisladas entre si, pero hay pequeños detalles dentro de la música, elementos que son nombrados o situaciones que sitúan los episodios dentro de un universo mayor y, en forma muy sutil, los conectan.

La quinta temporada cuenta con sólo tres episodios, a diferencia de las últimas dos que han contado con seis cada una. Sin embargo, en mi humilde opinión, considero que están bastante bien logradas.

Dentro de los episodios, tenemos tres historias bastante diferentes:

 Striking Vipers, que por medio del uso de la tecnología y la realidad virtual, explora la complejidad de las relaciones de pareja y amistad.Un episodio interesante, con buenas actuaciones y que plantea un tema bastante actual.

Smithereens  nos muestra las consecuencias de la dificultad de manejar y controlar el uso de las redes sociales, y los resultados que esto puede tener. Situándonos en 2018, creo que es el episodio con los pies más puestos en la tierra de toda la serie. Una historia que puede mostrar sobretodo a los más jóvenes, al nivel que pueden llegar las consecuencias de una cultura hiperconectada. 

Finalmente con  Rachel, Jack y Ashley Too observamos una crítica hacia el mundo artístico, donde la imagen que se exhibe muchas veces puede ser muy diferente a la realidad. En que el uso de la tecnología podría incluso estimular a inescrupulosos a llegar a extremos criminales. Éste ha sido uno de los episodios más esperados de la temporada, por tener dentro de sus protagonistas a Miley Cyrus. Si bien ha tenido  buena acogida entre los fans de la artista, también ha sido, blanco de críticas. Principalmente lo han catalogado como sencillo, básico y mal desarrollado. En éste punto, creo que parte de las críticas son infundadas o al menos exageradas. Todos tenemos derecho de encontrar  bueno o malo un episodio, pero en algunos momentos (en mi opinión particular), considero que se le exige mucho al capítulo. Es un episodio que funciona y está bien realizado. Es entretenido y enfocado en un público un poquitito más joven que el que está acostumbrado a ver la serie, y tal vez ese sería el motivo de tanta crítica.

Resumiendo, encuentro que es una buena temporada. Corta, en el estilo de las primeras dos de la serie. Siempre planteando con su inconfundible estilo, la mirada crítica a nuestra sociedad y los usos que se le puede dar a la tecnología.

Dentro de mis episodios favoritos, seguiré teniendo  a San Junípero, USS Callister y Vuelvo Enseguida, por nombrar algunos. Pero considero que esta temporada cumple.

Los dejo invitados a que exploren estos tres episodios de la quinta temporada de Black Mirror y, si no han conocido aún la serie, le den una oportunidad. Temas y episodios hay para todos los gustos, pudiendo así escoger sus favoritos. Pues recuerden que siempre serán ustedes mis queridos freakis, los que tendrán la última palabra.

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