Sinopsis:  Un hombre vuelve a la zona donde vivió hace cuarenta años para asistir a un funeral. En un arranque incomprensible e inesperado, decide acercarse a la casa de su amiga de la infancia, Lettie. Y es ahí donde los recuerdos que no sabía que tenía empiezan a fluir, como el océano que Lettie insistía que era, en realidad, su estanque. La memoria se mezcla con la fantasía mientras el protagonista nos cuenta un viaje imposible, en un mundo que puede o no existir, repleto de monstruos imaginarios que se hacen reales en el relato de ese niño de siete años. Tan reales como los monstruos que los adultos si podemos entender y temer, y ante los que la única defensa con la que cuenta el niño son las tres extravagantes mujeres que viven al final del camino.

Reseña: El libro comienza con un hombre que vuelve a su antigua casa. No sabe por qué, pero simplemente se vio atraído hacia eses lugar. Reconoce la granja donde vivía su amiga de la infancia y va de visita. Recuerda que al final del camino hay un estanque, al cuál su amiga llamaba océano. Al momento de llegar ahí, su mente se inunda de recuerdos de la infancia. Cosas que él creía haber olvidado, regresan de forma clara.

¿Lo que recuerda será algo que realmente pasó o es algún recuerdo de alguna fantasía que inventó de pequeño?

Una historia rápida, entretenida, una aventura de niños.  Pero no todo es color de rosa, es un libro con monstruos que nos muestra lo fáciles de corromper que son los adultos. Una historia un poco oscura en momentos, con escenas bastante fuertes pero que nuestro protagonista pasa por alto porque no sabe que es lo que está viendo.

Es una mezcla entre realidad y fantasía, una historia que nos hará recordar lo felices éramos cuando veíamos las cosas desde el punto de vista de los niños, lo diferente que era todo cuando no había maldad en nosotros.

Me puso un poco nostálgica la lectura, logró engancharme y llegar a lo más profundo de mis recuerdos.

Se los recomiendo. A mí me ha encantado.

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