La vida constantemente nos pone pruebas. A veces pareciera que, es imposible vencerlas, pero las voluntades para luchar muchas veces provienen de las personas más inesperadas, en este caso de un niño.

El 15 de noviembre de 2013 la ciudad de San Francisco se convirtió en Gotham por un día, no porque un payaso maniático generara un caos de proporciones sino más bien por un pequeño llamado Miles Scott a quien el mundo conoce simplemente como Batkid.

Ese día pasó a la posteridad, ya que Batkid, salvó la ciudad rescatando a ciudadanos del peligro, desactivando una bomba y metiendo a un supervillano tras las rejas. Y todo eso en un día. Sus heroicas acciones le valieron que el alcalde de la ciudad,  quien le otorgó las llaves de San Francisco al niño como el borche de oro. En ese entonces el pequeño tenía 5 años y estaba en medio de su batalla contra el cáncer, y todo esto fue gracias a la fundación make-a-wish.

El espíritu del pequeño, resultó inquebrantable en la batalla y hoy, y ya con 10 años, Miles ganó. La leucemia está en retroceso y solo debe ir al doctor una vez al año. De acuerdo a las declaraciones de la familia a The San Francisco Chronicle, el tesón del pequeño y sus ganas de vivir fue lo que definió todo:

“Este deseo significó un cierre para nuestra familia y superar tres años de doctores inyectando drogas tóxicas en el cuerpo de nuestro hijo”

También en la misma entrevista confesaron que, durante un tiempo el pequeño realmente pensó que estaba salvando la ciudad, tal y como lo hizo su superhéroe favorito, Batman: “Simplemente pensó que estaba haciendo su trabajo”, comentó al mismo medio, Jen Wilson, una de los directoras de Make-a-Wish y agregó: “Tomó su trabajo en serio y pensó que Batkid necesitaría quedarse”.

Una historia tan hermosa y conmovedora, está ahora documentada en el tráiler del documental Batkid begins, una historia real que, en luz de la reciente pérdida que hemos tenido en el mundo de los cómics y la cultura pop, es bueno recordar que sí, él tenía razón: todos, absolutamente todos podemos ser superhéroes. 

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