Hace unos tres años, una noche contemplaba las noticias: El asunto, eran las elecciones en Estados Unidos. Los candidatos eran dos: Hillary Clinton, una mujer que siempre había estado ahí, en la política estadounidense y que era una líder que iba alto en las encuestas y Donald Trump, un hombre host de «El Aprendiz» que había llevado a la bancarrota a sus empresas unas (3) cuántas veces, promulgaba un discurso de odio contra los latinos, y todo ser que fuera diferente que llegaba a dar miedo. Pero también daba risa, porque hasta para los mismos estadounidenses, el que estuviera ahí, era casi una broma. 

Pero esa noche, se dieron cuenta que la broma había llegado lejos. Porque ahora, ese hombre, había sido elegido como el presidente de los Estados Unidos y decidió cumplir con la más amenazante de sus promesas que es la que nos presenta este documental: la ley tolerancia cero ante los migrantes indocumentados, ordenando que quienes no tengan sus papeles en regla deben abandonar el país, e incluso disparar a quienes intenten cruzar la frontera.

Lo vimos el año pasado, familias siendo separadas, niños llorando sin comprender porque el policía que debería protegerlo lo separa de quienes quiere y un presidente sonriendo socarronamente mientras juega golf en Maralago o sigue twitteando sobre algún programa de premios en la televisión.

La respuesta a eso es una serie documental de 6 episodios que simplemente lleva por nombre: Indocumentados.

Se nos presenta, de inmediato los casos de ocho familias en riesgo de ser deportadas, como por ejemplo, la de una mexicana que lleva 20 años ilegal en Estados Unidos, donde se casó con un militar y tiene dos hijas, pero tiene orden de ser expulsada, pese, nuevamente a estar casada con un estadounidense, también tenemos la historia de un israelita que lleva 18 años en el país y ha fundado una exitosa empresa y posee una carrera exitosa, sin embargo, vive escondido y es entonces su socio es quien debe ser el representante legal; o la de un joven hondureño, cuya esposa tiene cinco meses de embarazo y ha sido retenida, aunque él tampoco tiene los papeles de residencia, en una medida aleatoria que no tiene explicación.

La serie en ese aspecto parte sin rodeos y al grano, sin caer en el sentimentalismo que sería algo muy fácil, porque es un tema sumamente complicado, pero de todos modos resulta un relato sumamente rudo acerca de personas que viendo que la violencia y la inseguridad crecían en sus respectivos países decidieron ir a «la tierra de las oportunidades» para comenzar una vez más, y sin embargo ese mismo sueño es ahora el que se convierte en pesadilla.

El documental también nos ofrece una gran explicación de como ha ido cambiando la situación migratoria en Estados Unidos: durante la presidencia de Obama, se les decía que  podían permanecer si no cometían delitos —lo cual es extremadamente extraño porque aún así se les negaba la visa de residencia, incluso pese a haber formado familia y de vivir décadas—, pero es un cambio brusco a lo que es la era de Trump, donde todo hombre y mujer son sospechosos y pueden ser deportados, aunque haya embarazadas o hijos que son ciudadanos estadounidenses, por lo tanto la paranoia y el miedo están a la orden del día.

Los testimonios se entrecruzan con abogados  que buscan figuración en pos de la causa, protestas pro o anti inmigrantes y creo que lo que más valoro es que sería muy sencillo tener una postura y me queda claro que los directores tienen una postura clara frente a este conflicto, sin embargo intentan mantener el equilibrio: porque la crítica no va solamente a Trump. Sino a la historia de sus gobiernos, porque, ya sea demócrata o republicano el problema es que han hecho vista gorda a un asunto importante, ¿Como no regularizar la situación de personas que se les niega pertenecer un país al que aman y han hecho vida ahí? Y pese a que no dan una respuesta clara de resolver el problema si podemos notar que el génesis está en el 11 de septiembre de 2001. 

Como dije, para este documental sería muy sencillo buscar la lagrima fácil y poner a los indocumentados como víctimas, pero no es el caso. Ellos se hacen responsables, hacen su mea culpa, pese a que el mismo país al parecer tiene muros demasiado altos como no ofrecer soluciones claras a este problema y se han tenido que acostumbrar a vivir con ese miedo a que los deporten, pese, irónicamente, a que el país justamente se formó con inmigrantes, que hacen su trabajo.

Indocumentados lanza sus dardos a quienes tiene que lanzarlos (Trump por sobre todo), pero es una crítica hacia un país que habla de la libertad pero sus presidentes no se han sabido hacer cargo de la situación y ahora parece que es tarde, porque hay familias separadas y personas que ni siquiera se les permite estar en la única casa que han conocido.

 

Indocumentados está disponible en Netflix.

 

 

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