Ha pasado un par de veces alrededor de esta década, pero en esta ocasión, Taylor Swift no quiere ser excluida de la narrativa. Más bien, todo lo contrario; la cantautora norteamericana retoma su propia narrativa  a través del sincero y conmovedor documental Miss Americana. En esta producción original de Netflix, encargada de inaugurar la edición 2020 del Festival de Sundance, nos acerca de forma íntima a la multi-premiada cantante, quien abre su corazón para reflexionar sobre su lugar en la industria musical, su responsabilidad como figura pública, y su vida después de cumplir 30 años.

Hubo una vez en que me dijeron, que «todos los caminos llevan a Taylor Swift» y al parecer algo de razón tiene, después de su muy intenso año 2019 y después cuestionable paso por Cats, uno pensaría que esto es todo lo que Taylor tiene para decir, pero sin embargo la cantante tenía algo más que mostrar:

Un documental. Una oportunidad única, en donde la cantante se expresa sin tapujos.

Son muchos los mitos que corren alrededor de Taylor Swift. Que parece una barbie que solo se limita a sonreír y complacer, que la prensa la odia o la ama, sus peleas con Kanye West, la que por un año entero desapareció sin dejar rastros para reinventarse y hacer algo nuevo con su carrera. Eso y más, es lo que veremos en Miss Americana.

La verdad es que, en muy pocas palabras, este documental sorprende porque se siente como la gran entrada a una mujer que por años ha tenido que luchar por tener una imagen y callar lo más posible, pero sin embargo tarde o temprano iba a tener que hablar, y finalmente llegó ahora el momento.

Como sabemos, su narrativa comenzó desde pequeña, siempre sintió pasión por la música, de escribir sus experiencias y hacerlas una canción, por lo tanto, los aplausos y la aprobación del público fueron piezas fundamentales en la formación de su persona y su carácter y eso es lo que de entrada admite, lo que nos hace pensar que no es tan ajena a lo que le pasa a una mujer que no tiene ese alcance de fama.

Sin embargo, aunque de lejos pareciera que su carrera fue sencilla, la verdad no fue fácil: más bien todo lo contrario, pese a tener el talento para hacerlo. Y sin embargo la fama, pese a que llegó, no fue algo dulce, porque a sus 20 años llegó justamente su infame momento con Kanye «Ye» West (que, bueno, es Kanye) en los VMA’s. Ese episodio marca un antes y después en ella como persona.

Taylor hasta ese momento, jamás había experimentado el rechazo o la burla del público. Y, aunque en su momento la gente la apoyó, ella menciona que en ese momento, y realmente te parte el corazón ver que fue un malentendido gigante en una situación muy desafortunada. Por supuesto, esos sentimientos la gatillaron a aprovechar la situación como una oportunidad para retarse y superarse profesionalmente en su siguiente producción musical, pero el daño estaba hecho ya, y generó una gran herida en su autoestima.

Pero las sorpresas con Taylor, no acaban ahí. Porque incluso yo, como fan de la cantante quedé impresionada: Lana Wilson nos conduce en un viaje para conocer más profundamente a la cantante contando temas de los que quizá no muchos contarían: su batalla contra los trastornos alimenticios, su retiro temporal de los escenarios para enfocarse en su salud física y mental, y su dolorosa experiencia como víctima de una agresión sexual, y que pese a ganar, lo sintió como una victoria vacía.

 

Pero también la vemos evolucionando como cantantes y como el no ser nominada en los Grammys es solo un empuje para crear algo nuevo, porque, realmente es una mujer que vive para crear música y sino está en todos los compromisos que va, está escribiendo y escribiendo canciones y componiendo, y somos parte de su proceso creativo para crear Lover, su último disco en que decide ser abierta con temas de los que siempre fueron tabú: su postura política.

Quiero amar el brillo y también defender la doble moral que existe en nuestra sociedad. Quiero poder vestir de rosa y decirte lo que pienso de la política. Y no creo que esas cosas tengan que anularse entre sí.

La agresión sexual hizo que ella se interesara por alzar la voz en contra de la violencia contra la mujer y a favor de los derechos de la comunidad LBGTQ, una misma decisión que su propio comité de ejecutivos le reclama que no debe hablar, pero es ella misma la que les dice que debe tomar una posición, que debe ser responsable consigo misma porque es ella la que está a cargo ahora, y no le importa realmente lo que vaya a decir la opinión pública o Trump, lo que desemboca en la creación de Only the young, un tema en que anima a los jóvenes a tomar una postura política y a votar.

Por supuesto, soy muy consciente de que Miss Americana no aporta algo nuevo o revolucionario al género del documental biográfico musical, pero le doy el punto de que nos permite conocer más a fondo a una talentosa estrella que en los últimos años ha aprendido que su trabajo va más allá de simplemente componer e interpretar música y es su decisión completamente consciente. Taylor, es una artista que ha sabido reclamar su voz para tener control de su propia historia.

El acercamiento es tan genuino y conmovedor que inmediatamente desbanca todas las narrativas generadas por los medios de comunicación que se han esmerado en pintar a Swift como una villana. Al final de cuentas, Miss Americana es un retrato más sobre la cultura tan tóxica que se vive en la sociedad norteamericana, especialmente cuando una mujer se encuentra en la cima del éxito. Sin embargo, Taylor tiene un mensaje importante para todos ellos: snakes and stones never broke my bones. Taylor está aquí de pie, más firme que nunca, escribiendo, tocando su piano, jugando con sus gatos, demostrando una vez más que su música pop es el antídoto perfecto contra el odio en el mundo.

 

 

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