Ahora puedo decir convencida
que he decidido unirme
al aquelarre de brujas que vuelan sin escoba,
a las que molestan,
a las que saben más de la cuenta,
a las que se cuestionan la sociedad
conforme está construida.
Hemos sido atacadas y perseguidas
durante toda la historia;
pero cuidado,
porque estamos aprendiendo
a controlar
el fuego de la hoguera.

En esta ocasión les quiero escribir sobre un libro que me ha encantado porque logró traer al presente algunos recuerdos de mi niñez, no muy buenos recuerdos, pero, al igual como sucede en la historia, hoy los miro desde otro punto de vista.

Ame Soler es el nombre de la ilustradora española que nos deleita con su hermoso libro «Somos las nietas de las brujas que no pudisteis quemar». Cada página tiene un potente mensaje sobre cómo el patriarcado nos ha tratado de dominar y porqué es tan importante que las mujeres estemos unidas en la lucha por la igualdad de derechos. Y, a lo anterior se suma que, cada mensaje se acompaña por una imagen que representa perfectamente la situación.

El libro comienza con la infancia de una niña que era feliz hasta que la sociedad comienza a cuestionarla por cosas tan banales como tener unos kilos de más o no ir peinada a la perfección. Yo sufrí por ambas cosas y me hubiese gustado que alguien me dijera que la sociedad estaba mal y no yo. Nunca tuve un cuerpo delgado por lo que toda mi vida pasé cuestionándome qué pensaría la gente de mí. Además tengo el pelo rizado, lo que en mi colegio era constante problema para los profesores que jamás me permitieron llevar el pelo suelto porque no cumplía con la imagen de pelo perfectamente peinado que se esperaba de una niña.

Luego pasamos a la adolescencia en donde aparecen el tema de la depilación y la regla (cosas que para los hombres no son más que motivos de burla hacia la mujer). Deberíamos enseñarle a las niñas que no es necesario andar ocultando las toallas higiénicas como si fueran droga, son algo de la vida cotidiana y los hombres deben aprender a vivir con ello. Además, como lo indica la autora, depilarse es una opción no una obligación.

Se abordan varios temas sobre aprender a querernos y las razones que nos han llevado a que nos cueste tanto aceptar nuestros cuerpos. Es muy interesante y de verdad me sentí mal porque yo, a mis 31 años aún tengo dificultad de aceptarme como soy, ya que, siempre está el modelo impuesto por la sociedad como el ideal que debemos alcanzar.

Y pasamos al tema del romance. Este ámbito es en el cual es más complicado darnos cuenta de nuestros errores dado que es muy fácil confundir amor con dominación. Distinguir si tu pareja te pregunta a cada rato dónde estás y con quién porque se preocupa o porque te quiere controlar no es algo tan sencillo de ver a primera vista.

Podemos ser muy feministas pero, al momento de enfrentarnos al amor, muchas veces bajamos la guardia. Yo también pasé por algo parecido con el tema de la vigilancia constante, los celos y el tratar de aislarme de mis amigos y familia. Al principio es normal porque estas «enamorada» y quieres ver a tu novio todo el día y todos los días. Pero hay un momento en que por algún motivo quieres hacer otra cosa y si tu novio te pone problemas (por la razón que sea) es que algo anda mal.

Se nos cuenta la historia de una chica que creía estar enamorada pero todo se derrumbó con el tiempo. Página a página vemos cómo el romanticismo se transforma en una arma que destruye y te quita las ganas de vivir. Hasta que un día la chica decide decir basta.

Las últimas páginas son una luz en la tormenta ya que hablan del poder que tenemos las mujeres si nos apoyamos mutuamente. Se nos explican un montón de términos feministas utilizados con frecuencia en la actualidad, se nos recomiendan libros feministas que nos ayudarán a empoderarnos y se nos resalta la idea de que la lucha aún continúa y tenemos que ser más fuertes que nunca.

Este libro es ideal para que las niñas aprendan que lo que está mal son los estándares patriarcales impuestos por hombres que quieren vernos débiles. Debemos apoyarnos entre mujeres y no insultarnos ni discriminarnos. Debemos seguir luchando por lo que creemos correcto. Debemos aprender a identificar las costumbres machistas que nos inculcaron desde que nacimos. Y debemos ser libre… Orgullosas de ser y hacer lo que queramos.

«No solo decidí dejar de sufrir, sino que quise luchar contra esto.»

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