Qué difícil suena la tarea de realizar la secuela de una de las mejores películas de terror de la historia. “El Resplandor” es un hito en la historia del cine en general, una de las obras maestras de Stanley Kubrick que lleva años siendo materia de análisis por lo cinematográfico, pasando incluso por lo supuestamente conspirativo. Es por la importancia de dicha película que, desde su etapa de producción, “Doctor Sueño” fue promocionada no sólo como el cierre al relato de “El resplandor”, sino también como una representación fidedigna de la novela en la pantalla grande. Con el buen Ewan McGregor como el plato fuerte del elenco, este filme es un homenaje respetuoso al trabajo de Kubrick, donde se apela mucho a la nostalgia pero que cuesta clasificar como una película de terror propiamente tal. Su estreno es el 12 de diciembre en cines nacionales.

Desde lo estrictamente cinematográfico, esta película se siente como una extensión de “El resplandor” desde su inicio. Y aunque suene una obviedad que así sea, el resultado pudo no ser ese. Es evidentemente complicado siquiera acercarse al estilo Kubrick. Sin embargo, gracias al trabajo de musicalización, el estilo de grabación y una paleta de colores muy característica, “Doctor Sueño” funciona como un punto intermedio entre lo que entendemos como la cinematografía de Kubrick y la incombustible mitología de Stephen King. El componente fantástico tan propio del escritor está presente en este film, y eso se agradece.

La historia es intensa e interesante, lo que hace que la película se disfrute en su totalidad. No es en absoluto tediosa, ni por un segundo. A pesar de esto, no logra ser una película de terror en sí misma. Si hay que clasificarla de alguna forma, sería como una película de suspenso. Quizás la vara de “El resplandor” es demasiado alta, porque en esta secuela la incomodidad y esa tensión tan bien trabajada en su antecesora, no está presente sino a ratos. Eso sí, cuando está presente, lo está y con todo.

Un elemento muy interesante de esta película es que, más allá del tono fantástico o sobrenatural que se plantea, hay una serie de relaciones y dramas muy humanos detrás de todo. Temas como la redención, la amistad, la familia y la pérdida están presentes en los momentos más significativos de “Doctor Sueño”. Quienes entran en la historia y quienes salen de ella se vuelven relevantes precisamente porque representan cualidades humanas, que le hacen sentido a cualquier persona. En esa línea, las actuaciones de Ewan McGregor, Rebecca Ferguson y la pequeña Kyliegh Curran son geniales.

Para resolver dudas, entendiendo que mucha gente verá esta película como secuela a la película “El resplandor”, y tratando de no spoilear (porque a fin de cuentas “Doctor Sueño” está basada en un libro también, efectivamente hay personajes que vuelven a aparecer en la vida de Danny Torrance, años después de su traumática niñez. En los instantes particulares donde esos personajes entran en la historia, es cuando el factor nostalgia logra acercar esta producción al público. Para quienes aman la película de Kubrick, los últimos 40 minutos de “Doctor Sueño” van a ser impagables. Sólo me atrevo a decir que son como un viaje en el tiempo.

Para resumir, “Doctor Sueño” es una buena película por sí sola, una buena adaptación y una buena secuela. Mezcla elementos de lo cinematográfico y lo literario, desde donde resulta una historia muy bien trabajada y con grandes actuaciones. ¿Da miedo? No mucho. ¿Hay que verla? Por lo que representa, y por como trabaja a partir de un clásico del cine, sí. Definitivamente sí.

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