Aquel 27 de noviembre de 2013, se estrenaba en Estados Unidos y Canadá, una nueva apuesta animada de Disney. Algo completamente normal, es lo que Disney suele hacer, pero ese día, terminó cambiando hasta hoy algo que Disney venía perdiendo hace tiempo: su relevancia. 

No me malentiendan, estamos claros, que Disney siempre ha sido un titán en lo que es películas, sino es ellos, son a través de Marvel o Star Wars o Pixar, pero, ¿desde hace cuánto tiempo que Disney no destacaba por sí mismo? Pensemos queridos freakys

¿Desde cuándo que Disney Animation Studios no marcaba la pauta como lo hizo con grandes clásicos como El Rey León, La Bella y la Bestia o la Sirenita?

Fueron muchos años en que Disney si bien hacía una película exitosa, no era el fenómeno, no había logrado emular lo que fue el Rey León, y nada hacía pensar que lo podría hacer, pero, lo que no esperaban era que Frozen no solo tuviera éxito o que dominara la taquilla, no. Esto fue más allá. No fue una película, fue un fenómeno cultural y transgeneracional que hace que niñas y niños (e incluso adultos como yo) cantemos las canciones una y otra vez.

Y entonces uno se hace la pregunta, ¿sospechamos que literalmente Frozen nos dejaría congelados y fascinados en los cines? 

Sí y no. Después de todo, siempre uno espera el estreno de Disney anual, y la animación se veía interesante (una nueva incursión con la animación CGI) y iba a tomar el foco no en el romance principal, sino que era para contar la historia de dos hermanas en una versión libre del cuento de La reina de las nieves.

El cuento es uno de los relatos más aclamados de Hans Christian Andersen, y trata de una historia épica entre el bien y el mal, un proyecto que Disney quería llevar a la gran pantalla desde 2002, (o incluso desde antes, porque esto era un viejo sueño del propio Walt Disney) pero fueron años de rechazo y de rehacer una y otra vez el proyecto hasta que le dieron luz verde en 2010, y durante la presentación de ese año de la D23 vimos quizá el primer presagio de que esta película tenía algo nuevo y diferente para esa temporada, un nuevo tema musical, que sería cantado por la ganadora del Tony a mejor actriz principal, Idina Menzel. 

Libres somos

Sin duda uno de los puntos más fuertes son la banda sonora: y es aquí donde entra el matrimonio compuesto por Kristen Anderson-Lopez y Robert Lopez, matrimonio que comenzó trabajando en algunas series de Disney Channel, adaptó ‘Buscando a Nemo’ (2003) al teatro musical, compuso algunos temas para la deliciosa ‘Winnie the Pooh’ (2011) y entró en el proyecto de ‘Frozen’ a principios de 2012, imaginen que ellos llegaron incluso antes  de que Chris Buck y Jennifer Lee fueran asignados como directores. La misma Jennifer Lee diría al respecto posteriormente, que uno de los conceptos claves de la película como el que solo el verdadero amor podría derretir un corazón congelado, nacieron gracias a los borradores musicales de este matrimonio que sabían de antemano el potencial de Let it Go, y por lo tanto al escucharla aquella vez en la D23 uno sospechaba que algo había especial pero no podía dimensionar que era. 

Por supuesto al escucharla, lo que mínimo podría pensar es que es una buena canción, cantado por una muy poderosa voz, pero había algo más: en la película, una de las ideas que más querían mostrar, era que Elsa no era la villana que era lo que la sociedad veía en ella, sino más bien una víctima, no era más que una joven asustada que aún intentaba aprender a controlar un don que ella no había pedido tener para comenzar. A través de la canción, el personaje se revela como alguien más frágil y complejo de lo que creíamos, -algo que también dan a entender antes- hasta que finalmente decide aceptarse a sí misma como ser poderoso y único.

La directora dice al respecto: «Elsa se lo ha guardado todo para sí misma durante tanto tiempo, que no puede sino generar una explosión de júbilo helado cuando finalmente se suelta, pero lo triste del hecho es que en ese momento ella está sola». Es decir, que su momento de revelación de ella misma ante el mundo se produce en la intimidad, y no estará completa hasta que también lo haga delante de sus seres queridos.

La letra habla a tantos niveles que para los creadores fue inesperado (aunque no tanto), que fuera un potente himno LGBT, pero es que, el subtexto simplemente está ahí, y cualquiera es libre de tomarlo. 

En ese momento, al ver la vulnerabilidad de Elsa, uno de inmediato se siente identificada con la letra, y con el deseo de ser libre de lo que sea que nos amarre a estar tristes o reprimidos en algún sentido. Es evidente, que esta canción, sobre todo, ha significado algo muy importante para la identidad sexual de muchas personas, aunque hay quien va más allá y considera la canción como un canto a la diferencia, al empoderamiento y a la autoaceptación en absolutamente todas sus vertientes. La propia Jennifer Lee asegura haber usado a los personajes de su película como role models para su hija: a través de Elsa y Anna, ambas generaron una conversación sobre el bullying, en la que la directora confesó que ella también lo había sufrido de pequeña. 

¿De que eventualmente nos terminó cansando? Puede que sí, puede que no, en lo personal soy capaz de escucharla todo el día o que Idina Menzel me cante el directorio telefónico… o los pollitos dicen, o lo que sea, pero me estoy desviando. 

Lo cierto es que Let it Go ha sido abrazada tan profundamente por tantas personas por una razón, y es porque les ha ayudado a comprenderse a sí mismas, y ha mejorado sus vidas en estos últimos 5 años,  y eso es algo que pocas canciones pueden hacer en los tiempos que corren hoy.

Un cuento de dos hermanas

Son Elsa y Anna las protagonistas de la historia, herederas del reino de Arendelle después de haber perdido trágicamente a sus padres, con quienes para ser justos, pasaron bastantes años, a diferencia de otras princesas Disney. Y sus diferencias van más allá de lo físico: Elsa es rubia de cabello platinado que posee una permanente mirada melancólica, mientras que Anna posee el cabello castaño, casi pelirrojo y sus ojos son verdes que reflejan siempre lo que está pensando. Ambas solían ser muy unidas y solían disfrutar de los poderes de Elsa hasta la fatídica noche en que sin querer Elsa congela a su hermana y decide aislarse por temor a dañarla y no poder controlar sus crecientes y desconocidos poderes. 

Mientras que Anna crece medianamente bien siendo una joven animosa y libre de decir las cosas que piensa, su carácter más abierto e impulsivo le juega más de una mala pasada, porque es sumamente ingenua y tiende a idealizar a las personas y sobre todo, a idealizar el amor. Elsa por su lado, es callada, independiente, introvertida y  a veces puede resultar áspera hasta que uno empatiza con ella, por lo atormentada que vive de dañar a sus seres queridos. Le enseñaron durante gran parte de su vida a que no debe abrir su corazón, (conceal, don’t feel). 

 Y son esas características las que las llevan al primer choque entre ellas: la decisión impulsiva de Anna de querer casarse con el primer hombre al que ve, y ante la negativa de Elsa y por ende, explosión de sus poderes, toma la -que ella cree es- la mejor decisión: aislarse. 

En ese momento es Anna quien toma las decisiones, es ella quien sale a buscar a su hermana, se salva de los lobos y a enfrentarse a un monstruo de nieve y eso… sin tener ningún tipo de poder mágico. 

Y al final, como sabemos, es el amor, que no es un poder mágico lo que salva la situación, sino que es un poder que Anna posee de manera libre, lo que ayuda a Elsa a controlar sus poderes, entregando un poderoso mensaje acerca de la incondicionalidad de las hermanas (o a quien uno decida que es su hermana en el alma) y que pase lo que pase, lograrán encontrar una solución, juntas. 

 

La fiebre congelada

Como toda película Disney que se precie, por supuesto que Frozen obtuvo su merchandising asociado, muñecas, disfraces, colonias, perfumes y un cuanto hay, que duraría quizá parte de 2013 y 2014, pero, ¿qué pasaría si les dijera que hay productos de esta franquicia hasta hoy?

 

Así es, desde el 2013 todo artículo que lleva por nombre de Frozen, tengan por seguro que es algo que se irá luego, porque está más que condenado a desaparecer, pronto, es más. el propio Josh Gad (voz de Olaf en la película) comenta que para sus hijas le fue complicadísimo obtener un juguete en navidad y el mandamás de Disney. Bob Iger tuvo que pedir desde Hawai para ver si podía obtener uno para sus nietas. 

Pero, vamos a las cifras entonces, ¿en qué me baso? De acuerdo al sitio Milenio, solo en 2014, Amazon informó a través de su sitio de e-commerce, que sus clientes compraron suficientes muñecas de Elsa como para llegar a la cima del castillo de Cenicienta 855 veces. 

Ok, sí, eso fue en 2014.

En 2015, gracias al fenómeno de Frozen, Disney ha registrado un aumento del 22% en sus ventas de productos.

Y no solo se remiten los productos a muñecas, shampoos, bálsamos y perfumes, en la actualidad, va a llegar la paleta de maquillaje de colourpop basadas en Elsa y Anna respectivamente, además, de también, una nueva línea de zapatillas converse, en que se destaca por lo hermosas y que recorren Arendelle además de mostrar una gama de colores mostrando la cara de las dos protagonistas, y que es de esperar, va a ser un nuevo éxito de ventas.

 

La segunda venida de Elsa

Estamos a pocos días del estreno del nuevo episodio de la vida de Elsa y Anna, y son muchas las expectativas que rodean a la película. Por otro lado que, cómo no, cabe hacerse esta pregunta: ¿Cómo superar un fenómeno que ni los mismos involucrados son capaces de explicar? 

Se sabe que el equipo técnico es el mismo y que Lopez & Anderson-Lopez trabajaron mucho más para sacar una banda sonora mejor, aunque también tienen claro que es posible que nada logre superar a Let it Go. 

Mucho se dice que el éxito en taquilla está más que asegurado, pero además, eso también asegura que tendrá más de un análisis al respecto, sobre todo con  Elsa. 

Ella en concreto tiene muchas lecturas como personaje, y sabemos desde el inicio, que con todas las expectativas que hay, que es imposible dejar satisfechos a las legiones de fans que vienen a ver este nuevo episodio, y hay una gran probabilidad de que después de verla salga más de un artículo, ensayo o tesis incluso de porqué esta secuela es buena o mala dependiendo del caso, porque los fans de Frozen son así de apasionados. 

¿Cuáles son sus expectativas al respecto queridos freakys?

En solo unos días, comenzará una nueva avalancha. 

 

Porque después de todo, el frío nunca nos ha molestado.

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