Hace un poquito más de tres años llegaba a nuestros cines una nueva película dirigida por Guy Ritchie. En su momento hicimos una reseña y se las dejo aquí por si la quieren leer. Ya en esos días de mayo de 2017 en que escribí la reseña, estaba consciente de que la crítica especializada y el público no estaban siendo muy benevolentes con la cinta, que se había convertido en una especie de fracaso en taquilla y que Ritchie no había logrado el éxito que sí pudo conseguir con las películas de Sherlock Holmes.

Cuando a una película que nos gusta le va mal, igual como que hay una cierta tristeza que mata un poco el momento, porque sí, fui una de las pocas que le hizo una buena reseña. No sé, por lo menos a mí me sucede eso. Y, hasta hoy, nunca comprendí por qué la cinta no pegó y no despertó los sentimientos que sí despertó en mí. Tal vez fuera que se aleja completamente de la leyenda artúrica o quizás porque se despoja de la solemnidad que esta leyenda tiene y nos lleva por un terreno mucho más cómico. El mundo que nos presenta La Leyenda de la Espada es mucho más oscuro y sucio que la épica del Rey Arturo a la que estamos acostumbrados, nos habla de un «Londinium» donde rondan las prostitutas y los funcionarios corruptos, pero mezclado con la fantasía de los poderes de la espada y los magos. Es una mezcla extraña, no se puede negar, pero, al menos en mi caso, efectiva.

Los años han pasado y la cinta llegará a la plataforma Netflix en estos días y si no la ha visto, puede que sea el momento para sumergirse en este nuevo planteamiento de la leyenda del Rey Arturo.

¿Pero de qué trata esta película?

Con su derecho de nacimiento negado como heredero del trono de Camelot, Arturo conoce de la peor manera las calles de la ciudad de Londinium, donde es criado en un prostíbulo, pero una vez saque la misteriosa espada de la piedra se verá forzado a conocer su verdadero legado, le guste o no.

¿Lo Bueno?

Estilo: Para los amantes del estilo tan particular de Guy Ritchie, esta cinta podría serles un deleite, como ya lo mencioné en la reseña, la película tiene las escenas en cámara lenta que de pronto se aceleran, variopintos saltos en el tiempo y una historia entretenida que encaja en su cinematografía.

Reparto: El filme nos presenta grandes estrellas como Eric Bana (Troya), Jude Law (Closer), Djimon Hounsou (Gladiador), Aidan Gillen (Game of Thrones), Michael McElhatton (Game of Thrones) y hasta un cameo del futbolista David Beckham. El personaje de Arturo está encarnado por Charlie Hunnam (Titanes del Pacífico) quien se esfuerza por hacer una representación de este famoso personaje lo más alejado de sus anteriores versiones, algo requerido en el guión.

Entretención: Si somos capaces de separarnos de la leyenda artúrica, se puede pasar un buen rato, la cinta es ágil, dinámica y con buenas actuaciones.

Score: La música de Daniel Pemberton es excelente, con un estilo que mezcla los sonidos célticos y épicos, que transparentan una fuerte influencia del trabajo de Hans Zimmer en Sherlock Holmes.

¿Lo malo?

Comparación: La comparación con lo que se logró con Sherlock Holmes es un fantasma que ha seguido esta cinta por mucho tiempo y claramente queda por debajo, sobre todo en lo que a desarrollo de personaje y guión se refiere. También es muy posible que la comparemos con otras obras que hablan sobre Arturo. Yo me sigo quedando con la versión de Clive Owen, un intento muy fructífero de situar a Arturo en la historia.

Nueva mirada: Esto no es malo, per se, pero podría molestar a una parte del público, la mirada de Guy Ritchie del Rey Arturo nos saca constantemente de nuestra zona de confort y se esfuerza por diferenciarse. Personalmente, sí extrañé algunos personajes y algunas situaciones y es, quizás, lo que más me molestó del filme.

Rey Arturo y la Leyenda de la Espada se estrena el domingo 7 de junio en la plataforma Netflix y es una buena forma de pasar una tarde, en el marco de la cuarentena. Después de todo, esta leyenda, tan representada tanto en la pantalla grande como en miles de series, novelas, pinturas, nos enseña que, sin importar nuestra procedencia, hay un héroe en todos nosotros. Y esa es una sensación muy necesaria, sobre todo en estos tiempos que corren.

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