Recuerdo que cuando niño era normal que para Semana Santa hicieran una programación especial en la tele y, de todas las películas de que daban en la TV abierta, mi favorita siempre fue “El Príncipe de Egipto”. Han pasado más años de los que me gustaría admitir desde esa época, pero ese amor a dicha película solo ha crecido con cada nueva visita.

Lo subvalorada que es esta obra es criminal, ya que no solo es una gran reinterpretación de la historia del Éxodo y del personaje de Moisés; es un musical soberbio, con piezas musicales instrumental extraordinarias, actuaciones tremendas y escenas cuyo impacto visual es fascinante. Así que revisemos esta película como corresponde.

 


SINOPSIS:

El príncipe Moisés  descubre que en realidad es hebreo y decide cambiar su vida en el palacio real por la de su pueblo. Cuando Dios le pide que libere a los hebreos esclavizados por el pueblo egipcio, Moisés deberá enfrentarse al que consideró durante muchos años su hermano: el ahora faraón Ramsés II.

 

FICHA TECNICA:

  • Dirigida por: Brenda Chapman, Steve Hickner y Simon Wells
  • Actores: Val Kilmer, Ralph Fiennes,Michelle Pfeiffer, Sandra Bullock, Jeff Goldblum, Danny Glover, Patrick Stewart, Helen Mirren.
  • Banda Sonora: Hans Zimmer.

RESEÑA:

Si bien la película está basada en acontecimientos narrados en la Biblia (específicamente el libro del Éxodo), dista mucho de ser una película religiosa simplista. Es más, muchas piezas fueron cambiadas en la película para poder enfatizar los elementos dramáticos de la historia y tomaron libertades que permitieron destacar más los conflictos internos y externos de cada personaje.
Por ejemplo, en Éxodo jamás se mencionó que Moisés hubiese sido hermano de Ramsés, así como en la película jamás se menciona el Hijo de Moisés.  Sin embargo, ninguno de estos cambios resultan dañar ni a la película ni a la historia original de Éxodo.

El conflicto de ambos hermanos se toca de manera brillante, estableciendo desde el comienzo cuáles serán los elementos que definirán a cada uno en su viaje. Ramsés no quiere decepcionar a su padre, no quiere ser el eslabón débil de la dinastía y Moisés solo quiere más libertad y que su padre sea justo con su hermano.
Desde ese momento las cosas se magnifican, Ramsés siguiendo las tradiciones de su padre y Moisés queriendo justicia para su pueblo.

Las escenas en donde ambos hermanos comparten son maravillosas, uno puede sentir el amor fraternal entre ambos, incluso después de los años de separación. Pero las responsabilidades que cada uno acarrea los terminan distanciando cada vez más. Es una verdadera tragedia si se mira desde ese punto de vista.

Hablando de escenas, los encuadres de esta película son fenomenales. Egipto se ve imponente en cada una de sus tomas, las emociones de cada personaje están fenomenalmente animadas y encuadradas, usando ángulos que enfatizan los momentos dramáticos y felices de forma efectiva. La iluminación, los movimientos y todos los elementos visuales de esta obra son magníficos. Sinceramente muero de ganas de que alguna cadena de cine la reestrene algún día, porque es de esas películas que debe ser apreciada en pantalla gigante.

 

Y si la dirección artística de esta película es fenomenal, créanme que la música es igual de grandiosa. La banda sonora está compuesta por el siempre excelente Hans Zimmer (El Rey León, Gladiador, e Inception, entre otras) y las letras musicales fueron escritas por Stephen Schwartz (Pocahontas, El Jorobado de Notre Dame, Enchanted).

Cada motivo, cada pieza melódica se entrelaza a otra, creando una experiencia musical tan fascinante que ahora Broadway lanzó su propia adaptación de este musical. Los coros, el porte e intensidad de la música en los momentos épicos (como cuando Moisés separa el Mar Rojo) y la quietud y momentos de paz (Como cuando Dios le habla a Moisés por primera vez) hacen que esta sea de mis bandas sonoras favoritas.

Príncipe de Egipto es una historia conmovedora que puede ser perfectamente disfrutada y apreciada por todos, quienes crean en algún dios o quienes no lo hagan. Ya que Dios no es el tema principal de la película, si no que la temática habla sobre la responsabilidad, la hermandad y la fe. La fe en uno mismo, en las causas mayores y en la justicia.
Y puede parecer majadero, pero en momentos como los que estamos viviendo, tanto en el mundo, como en nuestra sociedad, historias de fe, lucha contra la opresión, milagros y liberación podrían ser necesarios.

 

De hecho, uno de los toques más sutiles que tiene esta película para ilustrar este punto, es que Val Kilmer, quien actúa como Moisés, es también quien hace la voz de Dios, un detalle que puede tener mil lecturas pero que yo considero soberbio.

Honestamente denle una oportunidad a esta joya de la animación. Les prometo que no se arrepentirán.

 

 

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