A propósito de los estrenos que tiene Stephen King este año, queremos que conozcan más de las tierras que han inspirado la maravillosa imaginación de este gran escritor, dentro de una historia personal y freaky.

Siempre fui ñoña, en la época que ser freak, ñoño o similar era digno de esconder en el closet como la hermana enferma de la protagonista de “Cementerio de Animales”. Uno pasaba a ser como la peste, en especial en la adolescencia, en que nunca me importó fijarme en el niño de moda ni coquetear, pues mi mundo interior era mucho más grande y mis primeros amores estaban en la ficción, Rick Hunter, Han Solo me llamaban más la atención que los chicos del curso o el colegio. Vivía en la biblioteca entre libros y fantasía, me encantaban los libros infantiles, como El Libro de La Selva, los de Aventuras como cualquiera de Verne o el clásico chileno La Ciudad de los Césares, algunos chistosos como los cuentos de Pedro Urdemales (otro clásico Chileno) y Poe… En 1993 cae el muro, se reunifican las alemanias y viajo por más de un mes a Europa a ver familia y pasear. Entre castillos medievales y bosques de cuentos leí Desireé biografía de la Primera novia de Napoleón y posteriormente reina de Suecia. Leía en la noche y al día siguiente visitaba los palacios que se describen en la historia… Surreal es lo mínimo que se puede decir. En ese contexto conozco a un escritor de terror/triller, Stephen King. A mi regreso de Europa llego de regreso a clases y me encuentro con nuevas adquisiciones literarias en la biblioteca, leo “Cementerio de Animales» y me enamoro de King. Un día, buscando nuevos libros que devorar, me doy cuenta que ya no me quedaba nada por leer. Conversaba con la bibliotecaria y me dice que comprarían nuevos textos, que le dijera que me tincaría a mi que se comprara…es ahí que un chico enfundado en un polerón de Mickey se acerca a nosotras y se mete en la conversación. Me habla de muchos textos que leyó de King en especial uno escrito con el seudónimo de Richard Bachman“El Maleficio”, nuestra ñoñez fue tal, que perdí la noción del tiempo de cuanto conversamos y finalmente quedó que me prestaba el libro en cuestión, pero primero tenía que encargarle a su mamá que lo enviara desde casa pues él era de Osorno…

Pasaron muchos más libros… este ñoño me conquistó desde la ñoñería más pura, salíamos a ver películas, nos acompañábamos a reuniones de fanáticos y bueno pololeamos muchos años y nos casamos… Nuestro sueño eso sí siempre fue hacer un viaje, recorrer las tierras de King, el culpable de nuestra unión y ojalá, hacer el recorrido que hace el abogado de “El Maleficio” por la 95 para encontrar a los gitanos que lo hechizaron… primer libro que me prestó este ñoño maravilloso.

16 años y muchos ahorros después, sin querer, medio en serio, medio en broma, cotizamos nuestro viaje de ensueño . El Dólar estaba a 500 pesos y con nuestro asombro, el anhelo que pensamos improbable, se hizo posible. Llegamos al aeropuerto JFK y tras unos días en New York, visitando desde el cuartel de los Ghostbusters, los edificios y locaciones de Spiderman hasta subir a la cabeza de la estatua de la libertad (si, sólo por los X- men y no, es muy chico para una pelea así, la magia de Hollywood!) partimos manejando desde NY hacia Mane por la 95, por la costa como en los libros, como en el cine. Pasamos por Boston, Springfield(resulta que hay como 4 en USA, no encontramos a Homero). A las 11 de la noche, yo manejando, con la luna sobre el Atlántico…como en uno más de los escenarios tantas veces leídos, comienzan a caer tímidos copos de nieve…veo un letrero… BIENVENIDOS A MAINE… Lloré de emoción…parecía nuevamente como pasó en Europa, un cuento hecho realidad

Llegamos a Bangor, hogar de King con tormenta de nieve. La emoción de ver pasar los grandes camiones y una bomba CITGO (no cualquiera, aquella donde comienza Dreamcatcher, la que tiene el Dinner Dysart’s) se confabuló con el destino,  llegamos a un Hotel de camioneros a la vuelta de la Citgo nombrada, con la tormenta desatada. El GPS fue un tesoro, todo se veía blanco. Al entrar, un gordito estaba en recepción. Suena el teléfono: Hello? Hellooo? No hay línea… Nos registramos.

Al día siguiente el destino era claro: Stalking King’s Home! Que coincidentemente estaba muy cerca y sabíamos bien como llegar, hasta habíamos estudiado el lugar por Googlemaps… Una mansión hermosa y ñoña, con gárgolas y arañas. Claro King no estaba…en invierno migra a Miami por sus dolencias tras un atropello que casi lo mata. Caminamos por las calles de Bangor, fuimos a los lugares que fueron la inspiración de tantos textos… fuimos felices… Viajamos a Bar Habor, hacia la costa, Parque Acadia sector costero en Maine que se usó para grabar “Cementerio de Animales” y Shutter Island entre otros, me enamoré de los pueblos, con la típica tienda indígena y sus nativos atendiendo, pasamos por la conocida Thirsty Wale de Bar Harbor (recuerdan Dark Shadows? Donde reclutan a los nuevos marinos), años después volvimos en verano y nos tomamos un traguito allá con un sándwich de langosta, típico del lugar, en invierno está cerrado.

Como si la ñoñería no había sido suficiente, tras un par de días en este paraíso nuestro, entregamos el auto y partimos en un Bus Grayhound hacia Canadá, no por cualquier camino, el recorrido era el de la ruta que lleva a Montreal, ruta donde ocurrió la primera abducción documentada de Barney y Betty Hill en Septiembre de 1961. Entre pueblos antiguos y montes, llegamos a Canadá. Fuimos a Quebec a ver donde filmaron parte del Hombre de la Máscara de Hierro entre otras. Entre esculturas de Hielo y nieve, cualquiera pensaría que estábamos en casa del Viejo Pascuero o Narnia. Luego volamos a Toronto, cuidad maravillosa casa de muchas producciones cinematográficas que pretenden imitar NY a menos precio, nos escapamos a las Cataratas del Niágara, para ver donde estuvo Súperman salvando al peque arriesgado. Ahí quedamos atrapados en una tormenta de nieve, tuvimos que volver a Toronto en un Tren, desde ese momento, cuando escucho la canción de Yourney no puedo dejar de pensar en ese tren de dos pisos que tomamos casi cerca de la media noche… Legamos muy tarde a Toronto de vuelta, la estación de metro que estaba al lado de nuestro hotel y dentro de un mall. Surreal fue pasar por el mall, por mitad de una tienda de departamentos para llegar a la calle, estaba todo cerrado, no había un alma. Con mi amor bromeábamos que en algún momento nos seguiría un maniquí como en la Dimensión desconocida…

Volvimos a Chile siendo otros…como nos dijo un amigo…nosotros no nos fuimos de viaje…Peregrinamos a las tierras de King .

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